Un torrente cálido recorre los montes de mi cuerpo,
son tus manos el instrumento que hace que mi mente se borre.
La danza erótica de pieles unidas
fluye de la pasión existente, polaridades de vibración sutil,
al suave movimiento de mi vientre.
Tu mirada... mi mirada transparente funde en gemidos de dolor latente,
El tiempo no importa ni cuenta, brota a contratiempo y desafinado,
formando un segundo con su brevedad vivencias adquiridas en brotes de eternidad.
Y en el vaivén del rito elaborado surgen los aromas del entendimiento
que hacen de seres enamorados perderse en alas del mismo firmamento,
Con caricias llevadas por el viento
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