Quisiera ser
desprovista de seres cotidianos.
Andar sin que nadie
me dé los buenos días.
Dejar la necesidad
de mis afectos
colgados en el perchero
junto a un sombrero
desgastado.
Salir por las calles
sin importarme nadie.
Así desposeída
bien lavada interiormente,
callada para siempre
transformado en solitario
espécimen humano
sentarme en cualquier parte
y analizar la vida.
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