El valor de las cosas no esta en el tiempo que duran, sino con la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables
































domingo, 14 de agosto de 2016

—¿Me extrañas?
Él no se esperaba esa pregunta, la voz en el teléfono intentaba sonar tranquila, aunque un leve temblor se escapaba de su garganta. No sabía que contestar, no podía decir simplemente "No", habría sido muy cruel.
—¿Por qué me lo preguntas?
—Sólo necesito saberlo.
Sabía que entre más tiempo tardara en responder, estaría causando una tortura involuntaria. Sin embargo, ese monosílabo se resistía a salir.
—Ya no somos nada, ya vivimos lo que teníamos que vivir, yo te aprecio mucho, pero...
—Ya no me quieres, ¿verdad?
La voz empezaba a quebrarse. En el fondo sabía perfectamente que ya no era amada, que su llamada resultaba incómoda, que estaba actuando de manera impulsiva, que era un error. Pero quería preguntar más, actuaba como una niña necia que quiere asegurar que el cielo no es azul, y se vale de llantos y gritos hasta que los demás le dan la razón.
En este caso no fue así, las palabras se hicieron más fuertes, el dolor ya no pudo seguir disimulando, insultó, cuestionó asuntos que no eran suyos, al final se cansó y la línea quedó en silencio. Él hablo, ya no podía seguir con esto:
—No.Ya no te quiero.
La llamada terminó, y alguien se llevó las manos a la cabeza. Decidió tomar las llaves, y salir un momento. Del otro lado, el teléfono golpeó la cama, y alguien ya no intenta sostener las lágrimas. Se siente tremendamente triste, pero aliviada.
L.E. 

domingo, 19 de octubre de 2014

SOLO UN SUEÑO...




Te vi llegar lentamente...llovía...
No podía creer que estuvieras conmigo...
Sentados al borde de la cama...
comenzamos a besarnos...sentí tus manos tibias y
ávidas de mi piel...mientras la ropa caía al piso...
Los besos aumentaban el ritmo... Sentí tu
respiración entrecortada, y tu lengua húmeda
dibujaba figuras sobre mi piel caliente
hasta hacerme estremecer...Temblaba toda,
totalmente mojada sentí la urgencia de tenerte dentro mío...
Pero, mi boca sedienta busca tu boca...
Ahora es mi lengua humedecida la que recorre cada
centímetro de tu piel para que sientas ese agradable cosquilleo...
Y cuando ya no queda ni un solo mapa de tu piel trazado por mi lengua...
Te siento dentro de mí...
La agitación sube...vos debajo sin poder moverte...disfrutando de todo...
besos mezclados con la más pura pasión...caricias...gemidos...
No quería que ese momento llegase a su fin...
Solo quería que te quedaras...
De pronto sentí como si mil mariposas invadían mi cuerpo...y
todo fué como si explotara un volcán y su lava nos envolviera por completo...
Después...la calma...la relajación...todo era silencio...cerramos los ojos...
nos abrazamos y nos quedamos muy quietos...
Pasó un largo momento...no te sentía, estiré mi mano buscándote...no estabas...

Desperté mojada, sudorosa y satisfecha...miré a mi alrededor...estaba sola...
Sonreí...
Solo había sido un sueño.... 
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

martes, 24 de septiembre de 2013

En estos instantes, me siento desolada porque se me ahoga el alma con ésta soledad acompañada… Jamás pensé que esto me impediría demostrar tantas cosas que tengo dentro de mí, tantas palabras que anhelan ser pronunciadas… A veces nos preguntamos: ¿Por qué éste amor me hace daño?... Y, la respuesta está ahí dentro de mí, sólo que no deseo pronunciarlas… ¿Qué puede matar al amor?... La respuesta es simple…la rutina…

 Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.
Sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima
que crece las acequias y comienza a henchir los ríos
que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.
La lluvia sobre el zinc de los tejados
canta su presencia y me aleja del sueño
hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,
en la noche fresquísima que chorrea
por entre la bóveda de los cafetos
y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.
Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la intacta materia de otros días
salvada del ajeno trabajo de los años.

Álvaro Mutis


Y después de tanto tiempo,
 nos volvimos a ver.
 Ya no éramos
 los mismos;
 éramos dos
 extraños
 con algo
 en común:
 un recuerdo;
 una remembranza
 que aún respira,
 que aún vaga
 como un fantasma
 entre los escombros
 de anhelos sumergidos.
 Y nos volvimos a ver,
 después de tanto tiempo,
 quizás para saber,
 que tuvimos nuestro momento,
 un momento para el recuerdo.


Rourke Boada